Completa
Parte 1
Parte 2
Incompleta
La
fase inmadura de insectos como las libélulas, llamada ninfa, se transforma en
adulta sin fase de pupa, sino por medio de una serie de mudas. Cada muda acerca
más al insecto a su forma madura o imago. En esta secuencia, la ninfa acuática,
con tórax y músculos del vuelo desarrollados por completo, ha salido del agua
para mudar la piel por última vez. La sangre se bombea a la cabeza y el tórax,
que se hinchan y rompen la cubierta de la ninfa. La piel se rompe luego por el
dorso, y el insecto sale de la vaina. Al circular la sangre en las partes
blandas y distendibles que acaban de quedar liberadas, el abdomen se alarga y
las alas arrugadas se despliegan formando las alas nervadas del adulto. En
menos de dos horas, las estructuras del insecto se habrán endurecido lo
suficiente como para permitirle volar, pero no adquirirá sus característicos
colores negro y verde hasta que no trascurran varios días.
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